Lignario y vegetal,
oscuro como un bosque
a
oscuras;
no hablo del deseo.
Hablo de estrangular la noche,
de que el cuerpo olvide;
eso es,
borrar la memoria del cuerpo
que tanto o tan poco dura.
Hablo –no tanto de
olvidar–
como de recorrer los bosques insalvables
que crecen para construirte fortaleza
de paredes
sin piel.
No sea que vaciles,
no sea que no me desengañe.
A oscuras, como en un bosque oscuro,
no hablo del
deseo.
Después del deseo
-o en él-
está el cuerpo que recuerda,
las paredes
que defienden
para siempre, en el olvido,
lo que no se
dió.
© Esther González. "A nuestros propios cuerpos". (2004)
Bosque en Alsacia, Este de Francia. Fotografía de Jover Cormac.
Gracias a todos los que estáis recomendando este poema, para mí sois muchos; desde los "intestinos" del blog también puede verse que ha tenido bastantes lectores... Muchas gracias a todos, saludos. Que siga la poesía.
ResponderEliminarGracias a ti por compartirlo!
ResponderEliminarJa, ¡ja, ja... Me tengo que reir... Gracias, "Senda"... Me estoy poniendo al día, amigo. Espero aprovechar estos días festivos... Un fuerte abrazo.
Eliminar