jueves, 1 de mayo de 2014

Las lecturas del joven Klaus Mann (1)

"Mirad, de la oscuridad palpitante surge el dios del río, sátiro y toro, cubierto de lodo y espuma, rebosante de energía masculina, acuciado por el deseo, riendo y llorando, temblando de ardor extático, elemento irresistible, incalculable y destructor, demonio burlón, querubín y bestia, ente terrible.
No es Amor, que juguetea caprichoso con las flechas de juguete, con el arco coqueto. No, este dios es aterrador, astuto y salvaje, un animal de presa, un cazador implacable. También, sin duda, es un bufón y un comediante, siempre dado a las mascaradas y los juegos de manos..."
Los seis hermanos Mann y su madre, Katharina, 1919. De izquierda a derecha: Monika, Golo, Michael, Katharina, Klaus, Elisabeth y Erika.
"La Odenwaldschule cerca de Heppenheim (...), era un instituto pedagógico de primer rango y de fama internacional (...) El edificio señorial en el que nos reuníamos para las comidas (...) llevaba el nombre de Goethe; mi propia habitación se encontraba en la Casa de Platón, mientras que Paulus [el director de la institución, Paul Geheeb] y Tante Edith [su esposa] , habían escogido como residencia la Casa de Humboldt (...) [Fotografía: Casa de Goethe]
Su pedagogía partía de la premisa de que el hombre es fundamentalmente bueno o, al menos, es asequible a la bondad. La labor de educador, tal como la entendía (...) consistía en fortalecer y desarrollar en cada individuo las buenas cualidades inmanentes en él, su código particular (¡sé el que eres!), y al mismo tiempo inculcarle su dependencia del colectivo, su responsabilidad con la comunidad (...)
El nacionalismo y el racismo nunca habían dejado de envenenar la vida pública del país; aquí, sin embargo, en este oasis de la ética, reinaba la la tolerancia. La sociedad que Paul Geheeb, amigo de Rabindranath Tagore y Romain Rolland, reunía a su alrededor era cosmopolita y variada (...)  [Fotografía: Edith y Paul Geheeb, 1909]
Entre mis compañeros se contaban los hijos del dirigente comunista francés Marcel Cachin, los hijos de emigrantes rusos, que alardeaban de su parentesco con los Romanov, el hijo de un actor berlinés famoso, una chica griega de una gracia extraordinaria, varios hindúes, una italiana de radiante belleza (...), los vástagos de magnates del café holandeses, de científicos chinos y banqueros americanos".
"Yo tenía dieciséis años [1922]. Escribía poemas en ritmos libres: "Mi canción de combate", "Mi canción de amor", "La canción de la estupidez", "La canción de la belleza", "La canción sobre mí mismo". Los cursos no me interesaban. (No había clases fijas en la Odenwaldschule, sino un sistema de cursos que permitía a cada alumno unirse para cada asignatura a un grupo (...) Paulus, que comprendía mi necesidad de soledad y lectura privada, me dispensaba de muchas clases. Una gran parte del día era para mí mismo, para mis propias divagaciones y meditaciones. Yo aprovechaba el tiempo, tan generosamente concedido. Y leía.
(...) empecé a tomar conciencia de mis propias inclinaciones y necesidades. Encontré a mis maestros, a mis dioses: descubrí mi Olimpo".
"Amé a Nietzsche no por sus enseñanzas (jamás llegaron a convencerme ni la idea del "superhombre" ni la del "eterno retorno"), sino como artista, como personaje. Primero me cautivó Zaratustra (...) Las opiniones e ideas que se exponían con estridente insistencia en estos libros me dejaban bastante frío. Pero ¡el estilo! (...) Bajo la elegancia fulminante de la prosa tardía de Nietzsche yo sentía las vibraciones de una soledad casi sobrehumana, el aliento de la llama devoradora (...) La efigie de Nietzsche siempre estuvo sobre la cabecera de mi cama, un retrato de la época de su enfermedad, con la frente trágicamente oscurecida, la mirada sufriente, ya perdida en la nada, en lo infinito (...) ¿qué tenía que ver con la "bestia rubia", con el "superhombre"? (...)" [Fotografía: Klaus Mann y su hermana Erika]


Enlace
http://elpais.com/diario/2006/11/25/babelia/1164413838_850215.html
Artículo de Luis Fernando Moreno Claros: "Klaus Mann, a la sombra del padre":
"(...) hijos de las grandes familias cultas y liberales, niños crecidos durante la I Guerra Mundial; jóvenes sin miedo, ansiosos de disfrutar de la vida"
"Uno no se hunde mientras tenga una misión", escribió Klaus".

Fuente
Mann, Klaus. "Cambio de rumbo. Crónica de una vida". Traducción: Genoveva Dieterich y Anton Dieterich, 2007. Alba Editorial, S.L., 2007.

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