domingo, 22 de junio de 2014

Poeta de guardia XXI: Tomás Morales, bronce y atlántico

"Los dioses y los héroes cabalgan en sus corceles marinos, y su ensalmo hace surgir un mundo cuya voz ha de ser la misma voz del poeta". Enrique Díez-Canedo, prólogo a la edición de 1956 de "Las Rosas de Hércules".

Retrato de Tomás Morales, realizado por Nicolás Massieu (1911)


Yo fui el bravo piloto de mi bajel de ensueño;
argonauta ilusorio de un país presentido,
de alguna isla dorada de quimera o de sueño
oculta entre las sombras de lo desconocido...
Acaso un cargamento magnífico encerraba
en su cala mi barco, ni pregunté siquiera;
absorta mi pupila las tinieblas sondaba
y hasta hube de olvidarme de clavar la bandera...
Y llegó el viento Norte, desapacible y rudo;
el vigoroso esfuerzo de mi brazo desnudo
logró tener un punto la fuerza del turbión;
para lograr el triunfo luché desesperado,
y cuando ya mi brazo desfallecía, cansado,
una mano, en la noche, me arrebató el timón...



"Roque Nublo". Nicolás Massieu.


Estudiante en el Colegio de San Agustín, en el barrio de Vegueta, en Las Palmas; joven universitario de Medicina en Cádiz y Madrid, en la entonces Facultad de San Carlos (hoy parte de las instalaciones del Museo Reina Sofía), Tomás Morales también asistió a la tertulia literaria de Carmen de Burgos, coincidiendo con escritores relevantes de la época, como Díez-Canedo, González Blanco y Salvador Rueda, quien le prologaría su primer poemario: Poemas de la gloria, del amor y del mar (1908). 
Comienza a vérsele como "uno de los mejores representantes del Modernismo".
Médico titular de Agaete en 1911, al norte de la isla de Gran Canaria, ejercería en Las Palmas a partir de 1919.
En su casa mantuvo el espíritu de las tertulias con amigos, médicos, y creadores, poetas y pintores como Alonso Quesada, Saulo Torón, los hermanos Martín Fernández de la Torre y Nicolás Massieu.
En 1920 leería, en el Ateneo de Madrid, poemas de la segunda parte de "Las Rosas de Hércules". Sus lecturas públicas, recuerda Enrique Díez-Canedo, "más que lecturas recitaciones, en que, echada atrás la cabeza y entornados los ojos, iba Tomás con su pastosa voz enronquecida cantando puramente los versos, eran triunfales".
Sus amigos esperaban con ilusión, respeto y cariño una tercera parte, que supondría la publicación de la obra completa. 
Pero Tomás Morales moriría al año siguiente, apenas unos pocos meses antes del que hubiera sido su 38º cumpleaños.



Fuentes:
Casa-Museo Tomás Morales:
http://www.tomasmorales.com/
"Las Rosas de Hércules". Tomás Morales. Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria (1977). Con prólogo de Enrique Díez-Canedo a la edición de 1956.
Reseña de Guillermo Carnero a la edición de Andrés Sánchez Robayna (Mondadori, 2000):
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/1899/Las_rosas_de_Hercules

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