sábado, 25 de abril de 2015

Poeta de guardia XXX: Esther González.

"Heart of the Milky Way". Jmencisom CC BY 4.0



Sería yo fuego si fueras tú paja recién cortada. ¿Eres tú paja recién cortada? No. Serías una linterna que avanza desde el final de un túnel donde se adivina agua. Adivinaría en la oscuridad tu mirada, grabaría en la memoria el sonido de las pisadas que se acercan. Espero que la luz me revele tu rostro. Pero es pronto. Me has citado y aquí estoy. No espero una señal y sí la espero.

En esa gruta siempre añorada brota y se precipita una cascada. Estoy desnuda, como tú. Un trozo de noche entra por una claraboya natural. Hablamos del amor, de la conversación del agua. Te toca coger una estrella esta noche.

Alumbra los suaves tonos azulados del agua, los amarillos de las sales de azufre, los granates ferrosos de nuestros labios. Los haces girar delante de mis ojos y sonrío.

La luz se mueve, añil, alcanzando nuestras siluetas.

Por la claraboya, la Vía Láctea.

© Esther González. "Marzo" (2015)




domingo, 19 de abril de 2015

Las cartas de Cyril Lomax. Dios en el barro más profundo de la Gran Guerra.

Esta es la última hoja de la carta que Cyril Lomax escribió en septiembre de 1916 a Doris Sternberg. Le cuenta "la última vez sobre los sacos", con unos pocos soldados tirando desde arriba de sus compañeros "atascados" en el barro, con ametralladoras que no dejan de dispararles, "sin mencionar a los francotiradores". .Pero no sólo lo narra: Cyril Lomax lo ilustra, lo dibuja en la misma carta. Uno de los soldados, conocido suyo, se ahogó en el barro. A otro lo sacaron entre ocho hombres

En la carta también subraya la importancia del correo para los soldados, la necesidad de que, en medio del "incensante ruido sordo de cañones en la distancia que concentra la mente en los horrendos bombardeos", que "se convierte en una obsesión para algunos pobres compañeros que han sido heridos o permanecido durante espantosos momentos en las trincheras o el ataque. El único antídoto es interesarse en otras cosas, en algo que aparte la mente de la guerra."

Zero Hour (1918). James Prinsep Beadle.

Canon Cyril Lomax se licenció en Historia en Oxford, y fue ordenado sacerdote por la Iglesia de Inglaterra en 1895.
En julio de 1916, se incorporó a la 151st Infantry Brigade, en Francia, como capellán, hasta abril de 1917.
Las cartas que dirigió a Doris Sternberg aparecieron en una librería de segunda mano, aunque no todas, sólo las que contenían dibujos o bosquejos, aquellos que ilustraban el día a día en las trincheras, el momento de recibir la correspondencia, las guardias bajo la lluvia, soldados repasando su ropa o preparando la comida... en la misma carta, escribe:
"El otro día, el doctor y yo fuimos a recoger moras para hacer lo que nuestro cocinero minero llama un pudden."
En sus cartas también describía las condiciones físicas y mentales de los hombres con los que convivía, las tensiones que soportaban, e incluso sus impresiones sobre uno de los primeros ataques con tanque. 
Helen Cleary destaca en su artículo que Lomax era franco en sus cartas, y no evitaba la descripción de las espantosas escenas de las que era testigo aunque, al parecer, sí censuraba sus dibujos. Le rodeaba el profundo desasosiego que también desde el punto de vista religioso provocaba la guerra, donde muchos buscaban una respuesta al propósito de Dios en tan vasta destrucción.   

"Todo el mundo odia el barro, pero nos bañamos en él, lo atravesamos, dormimos en él y terrones suyos adornan los recovecos más secretos de nuestras ropas, libros y papeles."
Tanque británico "Mark I" cerca de Thiepval, 25 de septiembre de 1916


Encontré estas acuarelas de Canon Cyril Lomax en el Imperial War Museum, de Londres, en 2008, en alguno de los pasillos de la zona dedicada a la Primera Guerra Mundial (WWI). En la planta baja se podía contemplar entonces la moto de Thomas Edward Lawrence, Lawrence de Arabia
Visitaba el Museo porque quedaba muy cerca de la casa de una amiga donde pasaba unos días. No sabía nada de los War Poets, ni pensaba escribir un blog.

Me llamaron la atención por su viveza, porque no eran batallas, explosiones. Retrataban el día a día con gran familiaridad. Evidenciaban su contacto con lo cotidiano, en un mundo reducido a las trincheras, las salidas y asaltos, durante un largo tiempo.
No he podido conseguir más datos acerca de Lomax. Helen Cleary supone que debió considerar "la inutilidad y horror de la guerra con más filosofía que la mayoría".

Quienes hayan leído la serie de cinco novelas que Anne Perry dedicó a la Primera Guerra Mundial, estarán familiarizados con las tareas de un capellán en medio de las trincheras a través del personaje de Joseph Reavley, tan noble en sus intenciones y sincero en sus creencias y crisis.
Independientemente de las tramas de cada una de las novelas, pero también a través de sus protagonistas, los hermanos Reavley, Anne Perry consigue un retrato muy verídico de la guerra y sus trincheras, del puñado de hombres que las provocan y se aprovechan de ellas. Y rinde un homenaje a una generación; al idealismo, entrega y bondad de muchos, muchos, en tiempos en que no había tiempo.

"The Human Face of War", por Helen Cleary
Reproducción de la carta de C. Lomax a D. Sternberg. National Archives.
Ilustraciones de las cartas del Rev Canon C Lomax en el IWM
Traducción párrafos de las cartas  por Esther González.

domingo, 12 de abril de 2015

"La serpiente de hierro". Documental de Ayo Cabrera.

No había oído hablar de Ayo Cabrera ni de La Serpiente de Hierro.
Me llegó el correo electrónico de una amiga que aprecio mucho, en el que informaba de la exhibición de este documental en una asociación. Mi confianza en ella y en su criterio, y que lo presentara como “sobre las mujeres en Kenia y sus estrategias de resistencia” me animó a verlo.

La Serpiente de Hierro tiene que ser “de hierro”, como la voluntad y la perseverancia, como esas “mala salud de hierro”.

El documental se inicia con la introducción de los puntos de partida de algunos de los vecinos del pueblo de Syumille, Kenia. El documental no es “sucio”, no se muestran imágenes de dolor, dramáticas, insoportables.



Vamos recorriendo espacios rurales y limpios donde se prepara comida cuando la hay. Cito de memoria, mientras recuerdo a un hombre que cava en una tierra sin agua:
 “Yo les digo a mis hijos, cuando me dicen que tienen hambre y no tengo nada que darles, que no piensen el hambre que tienen hoy, que piensen en el mañana. La educación les dará una vida mejor”. Le faltó 1 euro para matricular a su hija. Además, en el colegio, los niños se aseguran una comida al día.

También visitamos a una madre que acaba de dar a luz. El niño no tiene un peso normal. Su rostro es de cera.

De pronto, algo sucede. Lo llaman la "estrategia comunitaria”. Es un programa diseñado y apoyado por el Gobierno de Kenia, muchas instituciones, la ONU, grupos…

Puede que me equivoque con las cifras exactas, pero alrededor de 48 mujeres y 2 hombres, voluntarios, del pueblo –de la comunidad- son seleccionados por los vecinos –por la comunidad- para recibir unos conocimientos suficientes y muy efectivos que les permitan paliar el hambre, mejorar la higiene, las enfermedades que provoca el agua contaminada, y hacerla potable; el VIH, las prácticas perjudiciales de los curanderos.

Y comienza el espectáculo. Es notable ver a un hombre con problemas oculares y desdentado hacer entender a sus vecinos cómo funciona el VIH, con sencillez y constancia. Constancia y sencillez.

Una mujer pregunta: “¿Pero el condón es para hombres o para mujeres?”
“Para hombres”, contesta él, sin dudar y sin reírse. Insiste en la importancia de hacerse pruebas para detectar el VIH: “Y si no quiere ponérselo, cuando él venga, tú sacas el que llevas siempre contigo y se lo pones”.
Más adelante, este voluntario dice: “Hay que insistir y tener paciencia con ellos… poco a poco.”


En un grupo de mujeres se habla: “Cuando viene mi hombre, yo no le digo nada de la prueba. Le preparo la comida que más le gusta, vamos a dormir, y al rato le despierto y le digo.”

Ves a un voluntario joven llevar en su moto, por una pista de tierra, a la madre y al niño recién nacido al hospital. Sí: van los tres en la moto, y una cuarta mujer. Lo hace cuando es una urgencia, cualquier día, a cualquier hora. El niño ganó kilo y medio en una semana en el hospital. La madre pidió el alta para volver al pueblo con sus otros cuatro hijos, aunque los atendía una voluntaria, que trató de hacerla cambiar de opinión.

Es el mismo voluntario joven que da de comer a una anciana que ha perdido la vista, cómo la anima a sentarse y a comer, cómo le dice primero quién es, de qué se conocen. Saben que ella y sus familiares no han comido nada en una semana. Dice, en otra secuencia:
“La clave… es sacrificarse… que entiendan lo que hacemos… al ver que no hablamos, cuentan lo que ocultan…”
“Es lo que tienen…” (lo que tenemos, añadiría yo).

El documental finaliza con breves textos acerca de los resultados de la estrategia comunitaria. El 96% de las enfermedades relacionadas con la contaminación del agua desaparecieron.
“Vamos a cambiar la situación”, decía con convicción uno de los voluntarios.
Y una de las vecinas: “Es el cambio lo que me hace permanecer aquí.”
Y otra: “Son las madres las que cambiaremos Kenia.”
“Lo cambiamos poco a poco… no podemos abandonarlo.”

Los promotores de salud, voluntarios, son la  serpiente de hierro de su propia comunidad.

Ayo Cabrera, en la presentación del documental 
en la Universidad de Valladolid, finales de 2014


Guiada por la confianza en mi amiga, una serpiente de hierro me mostró qué es una estrategia comunitaria:
-    Compromiso con la comunidad (“es lo que tienen”)
-    Sencillez (“que entiendan lo que hacemos”)
-    Constancia (“no podemos abandonarlo”) 

Dar con la clave.


Dicen que la Primera Guerra Mundial no terminó en 1918, que su fecha de terminación real coincide con la de la Segunda.
Hay una gran guerra que no ha terminado, que se perpetúa: la del hambre, la del bienestar de los otros, de todos, que sólo mejora con la concienciación, y el compromiso de los miembros de nuestra comunidad más cercana, como nos enseña Syumille y su serpiente de hierro.



domingo, 5 de abril de 2015

Poeta de guardia XXX. Fernando Villalón.

En el Colegio San Luis Gonzaga, Puerto de Santa María: Fernando Villalón, segundo por la derecha, en la tercera fila, de pie; Pedro Muñoz Seca, segundo por la izquierda, en la  misma fila; Juan Ramón Jiménez, en el centro de la segunda fila, marcado con el nº "1". Fotografía http://bib.cervantesvirtual.com/




Incendia tu cuerpo en el mío, y simula una evasión del presidio
                                                                                [de la normalidad; 
y con una aurora en cada mano, paladearemos juntos el placer
                                                                      [de la alegría sin trabas.
Haremos poemas como nos dé la gana.
Con la pluma o con el cuerpo.
Sin ropa de nadie.
Sin levitas de academia, sin chaquets de sabios, sin trincheras
                                                                                 [de señorito.
Sin la blusa del obrero tampoco;
y libres y sin ropa,
y los pulmones plenos de respirar atrocidades bellas.
Cielo y sol. Hotelera la tierra solamente.
Con el pensamiento en las manos borraremos la huella de lo 
                                                                                [pasado,
comiéndonos nuestras vidas azogueñamente:
Siempre...




Buscando normas sobre el uso del corchete, me topé con este deslumbrante poema de Fernando Villalón en la página http://reglasdeortografia.com/corchetes04.html

¿Y quién es Fernando Villalón?
Fernando Villalón... Lector compulsivo, hombre de campo, editor de revistas literarias, conde, amigo de muchos de la Generación del 27, creador de "romances maravillosos" en palabras de un poeta amigo; precursor del Surrealismo, teósofo, licenciado en "Leyes"... dicen que buscaba -igual una de sus muchas chanzas- la crianza de toros de ojos verdes; que el empeño o parecido propició su ruina, así como la compra de terrenos en busca de Tartesos...


Artículo de Fernando Repiso "Fernando Villalón un poeta al que no se le consideró por su obra".


"Aquí, aquí, en esta tierra que piso, cuna de la civilización ibérica, el Hércules egipcio, hijo de Osiris, fundador de Hispalia, dio la primera nota taurina en el mundo. Aquí fue su lucha decisiva con Gerión, tirano de Tartessos, para arrancarle la posesión de los célebres toros colorados que guardaba el terrible perro Orthos. Cuando los romanos alcanzaron estas márgenes del Guadalquivir, no tuvieron nada que civilizar. La cultura turdetana abría sus aulas al invasor, que se benefició en ella... " (www.poetasandaluces.com)

Retrato por David Padilla:
http://estudiodavidpadilla.blogspot.com.es/2009/06/retrato-fernando-villalon-para.html